lunes, 23 de noviembre de 2009

ANUNCIO PUBLICITARIO BABY DOWN


Se ha publicado un anuncio publicitario con la intención de promocionar una muñeca denominada Baby Down. La referencia la podéis encontrar en la página web http://www.babydown.es/abajo.html. El anuncio publicitario contiene las instrucciones de uso de la muñeca. Al inicio del texto de referencia del anuncio, se describe la muñeca como un bebé muy especial que necesita una dosis extra de cuidados. Partiendo de que la muñeca tiene síndrome de Down y que el anuncio se refiere a cuidados patológicos, cabe decir que el propio texto está fomentando la sobreprotección de las personas con discapacidad. En la sociedad partimos de la premisa de que las personas con discapacidad, ya sea física, intelectual o sensorial, necesitan una atención individualizada por su condición y tendemos a vincularlas con la vulnerabilidad, dependencia, compasión o improductividad. De ahí que en este anuncio se refleje una visión de una persona con síndrome de Down como una persona que requiere especial atención diferenciándose del resto de bebés. Podemos observar que el propio nombre de la muñeca ya está categorizando al bebé e incita a proporcionarle un trato distinto porque es diferente al resto. Estamos pues, ante un anuncio que, aunque no con mala intención, a mi parecer, ha enfocado mal la publicidad ya que ha intentado promocionar una muñeca con una característica peculiar (como una más de la sociedad) pero está predisponiendo el trato que ésta debe recibir porque es diferente. Parece ser que el anuncio lo han diseñado desde una perspectiva tradicional, destacando que el cariño es la necesidad básica que este bebé debe recibir.




Es cierto que el contexto en el que nos desenvolvemos condiciona y guía nuestra actitud y acción hacia determinadas personas que no siguen los patrones o pautas definidas en una sociedad tal y como cita Jaume Funes en el artículo “Lecturas inadaptadas sobre los ciudadanos con dificultades sociales” lo cual determina una sociedad cargada de conceptos que, ni siquiera entendemos. Hablamos pues de tolerancia, pero ¿sabemos lo que verdaderamente significa este concepto? Una cosa es el pensamiento y otra muy diferente es cómo llevamos a la práctica ese pensamiento ideológico. Por ejemplo, tendemos a sobreproteger a los niños con discapacidad y establecemos una relación vertical entre los protectores y los niños ya que, el protector está más capacitado, tiene más poder, más formación, más influencia…denominando esto como paternalismo generador de dependencia. Esto se contrapone a uno de los valores ideológicos que impera en la sociedad que se corresponde con la promoción de la autonomía de personas dependientes.



¿Son tolerantes las políticas? A mi parecer y de acuerdo a lo que dice Jaume Funes, no creo que se pueda hacer una política sin entender una situación a pesar de que comprender una situación pueda resultar difícil. Puede así resultar utópico, pero, hay que ser objetivos, investigar la realidad y orientar la práctica hacia la delimitación de los problemas reales y la especialización de la intervención con lo cual me contrapongo al planteamiento que hace Jaume Funes cuando dice que la intervención más adecuada se debe hacer desde la atención primaria. Partimos todos de que las políticas son integrales, pero me pregunto ¿hasta qué punto? Porque se interviene en educación para que todos los alumnos asistan a centros educativos y resulta que un niño con discapacidad física que está en sillas de ruedas puede que se le presente la situación en la que no pueda bajar desde un cuarto piso (por las condiciones de su entorno) para acceder al colegio. Hay pues, que desarrollar políticas en todos los ámbitos, tanto educativos, sociales, urbanísticos, comunitarios… con buenos mecanismos de coordinación y con la aportación de los puntos de vista de profesionales de distintas disciplinas con lo cual no comparto la idea de Jaume Funes cuando dice que la intervención no ha de consistir en la atención por múltiples de ventanillas de muchos profesionales.



Se han realizado campañas de sensibilización tal y como la de prevención de accidentes de tráfico en la cual el objeto principal impactante del anuncio es una persona con una discapacidad física (en silla de ruedas). A través de este anuncio estamos construyendo la cultura del miedo a partir de la cual estamos ofreciendo una imagen de la discapacidad como algo muy negativo, como algo que nos limitará en un futuro, que nos supondrá un obstáculo para el resto de nuestros días, lo peor que nos puede pasar. Usar esta figura en un anuncio como tal no me parece adecuado porque, de esta manera la sociedad no responderá adecuadamente ante esta situación de discapacidad, lo verá como algo sin solución por el impacto que produce ver a una persona discapacitada tras un accidente de tráfico. La verá con posibilidades reducidas, inferior al resto a causa de algo externo porque aquí tampoco se transmite que puede ser una enfermedad congénita sino fruto de un accidente.



Más allá del contenido del anuncio publicitario podemos decir que en el mismo no se establece una relación causa-efecto positiva porque transmite unos valores ideológicos basados en el trato diferente (cuidados especiales) a una persona con discapacidad lo cual va a suponer una determinada actitud de la sociedad con ciertos prejuicios hacia estas personas.



Y ante esto, ¿qué papel nos toca desempeñar a los educadores sociales? Por un lado, tenemos que tener claro que nosotros vamos a ser profesionales y, como tal, somos un ejemplo para muchas personas. De esta manera, no podemos dejar que nuestros valores ideológicos influyan en la intervención que realicemos con las personas que vamos a tratar. Tener claro, por supuesto, que nadie es menos que nosotros, a pesar de que no hayan tenido en la vida las mismas posibilidades o no las hayan aprovechado. Nuestro papel se va a centrar en ofrecer servicios para que cubran sus necesidades y derechos. Trabajaremos, pues desde la igualdad. Para todo ello, se hace necesaria la formación continua, ya que estamos ante una sociedad que avanza día a día, con lo cual necesitamos estar al día de todo cuanto acontece y los valores que imperan en la sociedad y cuáles se llevan a la práctica y cuáles no.



El artículo de Jaume Funes es de gran interés, refleja la propia realidad, aunque ya he indicado anteriormente lo que no comparto con él. Este artículo, me hace cuestionarme si lo que plantea es verdaderamente alcanzable, ya que parece ser que propone una sociedad ideal, utópica, donde la marginación y la exclusión sean objeto de prevención. Pero si prevenimos la marginación y la exclusión social, no da lugar a una sociedad plural y democrática, en la que cada uno de nosotros seamos libres de pensamiento y con unas características propias (pertenencia a un grupo, lenguaje, cultura, contexto más cercano, contexto familiar propio, nivel educativo…) Por ello, pienso que nuestra labor como educadores sociales se centrará más en luchar por intervenir en la sociedad totalmente libre de prejuicios y valores ideológicos que puedan influir negativamente en las personas y, además, debemos pensar en cómo intervenir en el diseño de políticas sociales integrales, no generadoras de desigualdades.

Enlace al anuncio: http:/www.babydown.es/abajo.html

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